Matericos 6
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Editorial por MARCELO BARRALE
La construcción del sentimiento
A la búsqueda de una arquitectura latinoamericana o el cuento de la isla desconocida.
Sin pretender erudición literaria ninguna, el impacto que nos causó este cuento y la proximidad con nuestra realidad como grupo de trabajo, días antes del fallecimiento del Arq. Carlos Leo Galli, fue reveladora. Decía La nación del 09.01.00, sobre el Cuento de la Isla desconocida:
“Un mágico relato del Premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, sobre el hombre que una vez se presentó ante su rey con un pedido insistente: dame un barco”
Si de barcos y viajes hablamos, partir a la búsqueda de arquitecturas deseadas y arquitectos no tan lejanos a Uruguay, Chile o Paraguay, es nada más y nada menos que un viaje al interior de todos y cada uno de nosotros mismos, hacia nuestra propia formación cultural.
En este convencimiento y con esta motivación, cuando escribo estas líneas sobre la experiencia del viaje a Ciudad Abierta de Ritoque en octubre de 2000, y ordenamos los textos y fotografías (miles) para su publicación, todavía palpita en mí el recuerdo reciente del viaje a Asunción y a la obra de Solano Benítez en junio de este año, anidando ya el deseo y las conversaciones acerca de una nueva “travesura”, tal vez a Uruguay o a San Pablo o a Machu Pichu o vaya a saber dónde.
Siempre los proyectos son superpuestos como explicaba antes y multitudinarios, ya que a Chile fuimos 160 personas en 4 autobuses y a Paraguay 120, implicando no menos de un día de viaje de ida y otro de vuelta, más todos los menesteres de aduanas, migraciones, gendarmería, roturas de los vehículos, atrasos varios, sesiones interminables de alojamientos y desalojamientos, veladas maravillosas cenando en los hoteles luego de un día agotador, asombro, placer, rutinas colectivas, relaciones humanas intensificadas, anécdotas y más anécdotas, etc.
El flaco Galli, cuando veía el taller desplegar tantas actividades al mismo tiempo, solía decir que lucíamos como un circo de tres pistas. Este síntoma se está tornando habitual, ya que se solapan por ejemplo la publicación de las revistas, con las nuestras o con los ciclos de conferencias, o con los viajes más recientemente, todo sin perder dedicación a la actividad interna de los trabajos prácticos del Taller.
Es probable que sea demasiado para una sola cátedra de una facultad de Arquitectura estatal en la Argentina deprimida, pero desde el principio de nuestro tiempo académico lo hemos hecho así, y no lo sabemos hacer de otra manera.
Si nos remitimos al cuento de Saramago, cuyo fragmento más relevante reproducimos a continuación –recomendando su lectura completa deberíamos decir: deme un Taller de Arquitectura.
“…Y tú para qué quieres un barco, si puede saberse, fue lo que el rey preguntó.
Para buscar la isla desconocida, respondió el hombre.
Qué isla desconocida, preguntó el rey, disimulando la risa, como si estuviese frente a un loco de atar, de los que tienen manías de navegante, a quien no sería conveniente contrariar así de entrada.
La isla desconocida, repitió el hombre.
Hombre, ya no hay islas desconocidas.
Quién te ha dicho rey, que ya no hay islas desconocidas.
Están todas en los mapas.
En los mapas están sólo las islas conocidas.
Y qué isla desconocida es esa que tú buscas.
Si te lo pudiese decir, entonces no sería desconocida.
A quién has oído hablar de ella, preguntó el rey, ahora más serio.
A nadie.
En ese caso, por qué te empeñas en decir que ella existe.
Simplemente, porque no es posible que no exista una isla desconocida…”
Esta búsqueda queda claro que está abierta e incluye mucho más que la actividad académica del Taller, ya que incorpora arquitectos y docentes que no pertenecen a la cátedra.
En este sentido, la matéricos periféricos se despliega en distintas secciones, siendo la primera, el avance del producido en el ciclo “Idea y Materia en el arte y la arquitectura”, luego “incisiones” vuelve a contar con la colaboración de Bibiana Cicutti, “casas” incorpora una obra del estudio Forcén y otra de Rubén Palumbo, “el taller” con textos de docentes de la cátedra que creo son un aporte muy importante al debate sobre la enseñanza de la arquitectura, que hoy todavía no tiene espacio en nuestra Facultad, y finalmente “sociales”.
A todos los docentes, adscriptos y alumnos del Taller Galli, a Anita Valderrama, Miki Balaguer y Paola Porachia de la Matéricos Periféricos, a Pablo Beitía que siempre nos apoya con su presencia, su palabra y su afecto, a dominó y a todos los auspiciantes, muchas gracias por este número 6 y el número que viene.